Entre las muchas festividades que se conmemoran el día de hoy, como el día
del Libro y de la Rosa, también se conmemora el día de San Jorge, patrón de
Inglaterra. Es por ello que resulta un tanto apropiado que el día de hoy un
Jorge, en este caso el Chancellor británico George Osbourne, siga el ejemplo de
su tocayo y busque con sus inflamatorias declaraciones matar al dragón en el
que se ha convertido la causa por la independencia escocesa.
La tumultuosa relación histórica entre Inglaterra y Escocia pareció llegar a
un punto de acuerdo hace más de 300 años con la firma del Acta de la Unión, en
1701, por lo cual ambas naciones con Gales e Irlanda llegaron a conformar el Reino
Unido. Si bien siempre estuvieron presentes los ideales de la independencia escocesa,
éstos empezaron a revivir a finales del siglo XX, con el primer proceso de
devolución de poderes locales y la creación del parlamento escocés. La elección
de Alex Salmond como Primer Ministro, por el Partido Nacional Escocés, (SNP por
sus siglas en inglés), con una mayoría parlamentaria y una agenda orientada a
la independencia total, le han dado aún más combustible a la causa.
Hace unos meses se firmó el “Tratado de Edimburgo”, por el cual Salmond con
su par británico David Cameron, establecieron que en 2014 se realizará un referéndum
donde se plantearán al electorado escocés tres opciones: 1) Independencia
Total, 2) Devo-Max, como se conoce al sistema que otorga más poderes al
parlamento escocés pero no implica una separación total y 3) mantener el Status
Quo actual, defendida por los “unionistas”.
El día de hoy Osbourne declaró en una radio escocesa que de resultar
ganadora la opción de Independecia Total, esto implicaría una serie de
complicaciones en cuanto al uso de la moneda en esta nación británica. Para que
Escocia continúe usando la libra esterlina deberían pedir permiso al Parlamento
Británico en un largo proceso que deberá ser aprobado por ambas cámaras, y que
tal vez no tenga tan buena acogida con los parlamentarios “unionistas”. Otra
opción sería que adopten como moneda al Euro, para lo cual deberán aplicar como
nación independiente para integrarse a la Unión Europea y acogerse a los
requerimientos que la UE exige, lo que implica igualmente unos meses de espera
y mayores complicaciones en el comercio entre Inglaterra y Escocia. Finalmente
existe la opción que Escocia adopte una moneda propia, misma que desde su
origen se vería en desventaja en relación a la libra y el euro y correría el
riesgo de la devaluación.
Considero que estas declaraciones son un golpe bajo en la campaña para el referéndum
de Escocia, ya que Osbourne pretende poner en duda algo que afecta directamente
a los votantes como es la estabilidad de la moneda. Ya de por sí la campaña se
ve plagada por posiciones extremas ya que los “unionistas” pretenden que las
cosas sigan como están, es decir que Escocia continúe siendo tratada como
nación “menor de edad” sin poder de decidir sobre sus gastos o recaudación de
impuestos. Los independentistas tampoco están en mejor posición ya que de ser
este el resultado, deberán comenzar como nación desde cero, en un momento económico
incierto para todos los países. Es lamentable que la posición media, denominada
“Devo-Max” no tenga la difusión adecuada, ya que en mi criterio es la que mejor
sirve para los intereses de esta nación británica, puesto que representa un
cambio, pero no tan radical.
Está por verse como se desarrollarán los meses futuros hasta el referéndum,
pero el resultado será vital para el futuro desarrollo de las naciones que constituyen
el Reino Unido.